Como que la historia de nuestro pueblo se empeña en señalar, con meridiana claridad, dos vidas paralelas, cuyos protagonistas son nuestros recordados Padrecha (a quien en adelante llamaremos R. P. Lino de la Cruz), y Coco (a quien en adelante seguiremos llamando Coco). Ya habìamos remarcado en una historia anterior (ver más abajo) las facetas contrapuestas que nuestros protagonistas habìan tomado en el curso de sus vidas, y creo que ahora podrìan darse algunas màs. (Dios los cría y ellos se separan). En vista de que las autoridades de nuestro pueblo le han puesto a nuestra escuela el nombre de "R. P. Lino de la Cruz", creemos que bajo los mismos paràmetros utilizados para semejante decisión, serìa apropiado, justo y equivalente ponerle a nuestro coso taurino el nombre de Coco, dado sus amplios conocimientos de la tauromaquia y su frecuente participaciòn en las actividades taurinas de nuestros pueblos. (No faltarán los envidiosos que con sarcasmo dirán que tal nombre sólo sería apropiado porque el ruedo recièn inaugurado es igualito a la correa de Coco).
Si a la escuela se le pone el nombre de un joven que recièn empìeza, que, igualmente, a nuestro ruedo se le ponga el nombre de un joven que recièn empieza a darse cuenta. De Pullo nos llega la noticia de que el R. P. Lino ya ha develado la placa que conmemora su nombre y en dicho acontecimiento ha donado 6 computadoras; creemos que igualmente debe darse el momente en que Coco devele la placa con su nombre en el ruedo, haciendo una donaciòn de unas 100 cajas de cerveza. Y terminamos esta historia imaginando al padre Lino dando catequesis en la escuela y enseñando a rezar a los niños, mientras que Coco, en nuestras corridas de junio, toma sus cervezas y se excita viendo a las manolas.
sábado, 9 de mayo de 2009
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